miércoles, 13 de junio de 2012

Estructuras piramidales y horizontales en los tejidos empresariales

Una construcción interna requiere de estructuras que diseñen un edificio sostenible, pero la manifestación externa fluctúa en base a percepciones internas y externas que se complejizan a medida que las relaciones se vuelven profundas y se alargan en el tiempo.

Las estructuras jerarquizadas corresponden a modelos de pensamiento que se asientan sobre pensamientos simples que también pueden partir de bases erróneas. Copiados y vueltos a copiar desde la necesidad de construcción de cadenas de montaje, optaron por quedarse en áreas de relación que difícilmente se sostienen sin obtener devoluciones tan adversas que hacen tambalear proyectos empresariales que, en apariencia parecían inamovibles. Durante esa era dorada para las estructuras jerarquizadas todos los grupos interesados en los modelos de negocio fueron aprendiendo y acumulando información y experiencias en la relación.

Cuando una personalidad confluye en un solo punto para manifestarse al exterior, como una imagen única e irrompible, dentro las tormentas de insalubridad mental pueden alcanzar un nivel de enfermedad de tal envergadura que por el punto de comunicación y a pesar de la represión máxima ejercida por una Ley que sostiene la creencia "Porqué es así" llega a manifestar todos los síntomas que muestran las patologías. Es el trabajo, sistemático para flexibilizar el punto de comunicación con el exterior cuando podremos obtener un grado aceptable de sanidad mental.

Nuestro modelos de negocio se comportan de la misma forma, atendiendo a la Ley, al juego de lo políticamente correcto, las áreas de gestión se alejan de los puntos de comunicación al máximo y desde la lejanía intentan mantener un férreo control de la emisión de una sola imagen que termina evidenciando, en miles de síntomas que hablan de incongruencia a todo el modelo. Las pirámides jerarquizadas, nunca tocan los puntos de encuentro, ellas se erigen como sostenedoras de una ley que debe contaminar todas las acciones pero las acciones escapan a su control y ellas terminan manifestando que hay un desfase grave entre el discurso y lo que se está haciendo, mostrando una personalidad con graves desórdenes que derivan con claridad en patologías de difícil curación.

Una pirámide erguida entra en un juego en el que, por el camino ha perdido a la mayoría de los que están en su base. Cuando la pirámide es gigantesca, ni siquiera ha tocado a uno solo de sus grupos de interés, porque ni siquiera ha podido escucharlos más que, a través, de lo que es considerado necesario por la lejanía, el informe. Un informe que siempre sesga y que nunca permite más que volverse más atractivo y menos influyente.  Las bases, en este contexto, se retrotraen y el esfuerzo es, o acabar con la competencia y ser la única elección o elegir efectuar un cambio radica optando por invertirla, dejando que la información que nace en las bases caiga por el peso de la gravedad hasta contaminar la cúpula para volverla a erguir y dejar que la respuesta fluya hasta las mismas bases y de vuelta invertirla de nuevo en un eterno baile en movimiento que recuerda el mecanismo de los relojes de arena.

Una Jerarquía es precisa para acometer la realización de acciones rápidas de conquista. Una estructura más horizontal permite la aparición de relaciones estables, llenas de compromiso y fidelización, siempre y cuando las cúpulas estén dispuestas a dar movimiento a la pirámide construida escuchando y dando respuesta.

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